Cera y Raso son una pareja como muchas, incluso después de cuatro años de compromiso y cinco años de matrimonio, parecen haber recorrido un camino sin retorno.
Raso es un buen tío, aunque es demasiado complicado, no concluyente, insatisfecho y perezoso. Tiene una alfombra persa en el pecho (¡y no sólo allí!) y su hermano Lino lo ha apodado osito de peluche. A menudo, le gusta cambiar de trabajo, pero no así de pantalones; al menos, no ésos con cuadros rojos y blancos que su madre le dio antes de casarse.
Cera, por otro lado, es perfecta, ordenada, va a la moda y siempre es muy precisa, hasta el punto de que su hermana Lucila la llama Cera depiladora.
Cuando se da cuenta de que su marido vuelve a descansar todo el tiempo en el sofá sin hacer nada, decide darle una lección: busca a una aliada a la que pedir ayuda y a la que, tal vez, su osito de peluche vaya a escuchar. Pero... ¿qué podría pasarle a la vida de una pareja casi normal, si incluyera entre los dos a una tercera persona que es incómoda, toda curvas y con poco cerebro?
¿Cera tendrá éxito en su intento o Raso seguirá siendo el vago más testarudo de todos los tiempos?